Malpaís

Aunque especializado muy pronto para nominar los terrenos lávicos, este insulismo de origen francés, que presenta numerosas variantes gráficas y orales (maipé(s), maipeis, majipé, malpai, malpaiz, malpé(s), malpeis, malpeís, meipei, mapié, etc.), no designaba en principio nada relacionado con tal tipo de suelo o material volcánico. Fue introducido por la crónica normanda de la Conquista, Le Canarien (1402-1404), para describir el entorno de la Vega de Río Palmas o Vega del Río de Las Palmas (Temoyase), enclave situado a unos 2 km al sur de Betancuria, en la isla de Fuerteventura. Tanto la feracidad del valle, poblado por cientos de palmeras y otras especies vegetales, como los escarpes próximos, hicieron presumir al conquistador Gadifer de la Salle (1340-1415) que la zona estaría habitada y podía entrañar cierto riesgo adentrarse en la región. Y son todas estas características las que trata de reflejar el texto cuando califica este territorio de «fort pays» y «mauuait pays» (LC ca. 1420, 17v, 18r: 68-71) o «fort pais» y «mauues pais» (LC d. 1494, 27r: 252-253). Porque no sólo la orografía y el peligro son referencias que tienen cabida en los adjetivos galos fort y mauvais, pues también por esa época se documenta en esta lengua el uso de la expresión «fort pais» para definir un ‘territorio arbolado’ (ver: Gasse (o Gace) de La Buigne (o Bigne), Le Romant des Deduis, 1377: 67v, verso 9.091).

Gasse de La Buigne (1377).

Para la terminología ínsuloamaziq alusiva a los campos de lavas, consulte aquí el glosario dedicado a la Vulcanología.