aldamorana

aldamorana
De *haddāw-marāw > aldamarâw, n. n. card. m. lit. ‘debajo de diez’.

*h- > ø-, caída sin contracción con la vocal (breve) que la sigue. *-(ā)w > -(a)ø, caída después de vocal larga plena. *d > l/r, por debilitamiento espontáneo de la oclusión.
aldamaraua.

1. n. n. card. m. GC. ant. desus. Mat. Nueve. Expr. t.: alda-marava, alda-morava.

§ «Hij autem habent prout nos numeros unitates decinis preponentes hoc modo
1 uait 2 smetti 3 amelotti 4 acodetti 5 simusetti 6 sesetti 7 satti 8 tamatti 9 aldamorana 10 maraua 11 uait maraua 12 smatta maraua 13 amierat maraua 14 acodat maraua 15 simusat maraua 16 sesatti maraua» [Recco (1341) > Boccaccio ca. 1342: 124].

N. B. No se conoce ningún vocablo semejante al canario entre las lenguas en comparación. La expli­cación a este nombre de número ya la apuntó el profesor Álvarez Delgado, aunque al final opta por una solución poco segura (Álvarez Delgado 1949: 125-126 y 179). Acertadamente aprecia el carácter compuesto del término, a través de un «adai o adey o adex» antepuesto a marâw. En su interpreta­ción, este adai o alda debía corresponderse con apsda, asda o azda, perdiendo el compuesto su sen­tido substractivo.

Idéntica propuesta manifiestan W. Giese (1949: 195) y E. Zyhlarz (en Giese 1952: 415), por la que el grupo -ld- en alda reflejaría el énfasis de una supuesta ḍ, como variante de la versión amaziq más co­mún para el nueve, teẓẓa.

Pero el vocablo haddâw propuesto aquí como hipótesis, evolucionado hasta llegar a ese alda de las fuentes, merece plena credibilidad. En la mayoría de los dialectos amazighes, ámbito al que pertene­cen tanto éste como el siguiente elemento del compuesto, se atestigua la reducción de la consonante inicial h- y la pérdida de la semivocal final -w (Prasse 1972: 232).

Como resulta evidente, esta fórmula numeral no guarda ninguna relación con la raíz amaziq [Ẓ·H] para el número ‘nueve’ (teẓa). Ahora bien, los dos elementos del compuesto pertenecen sin duda a esa lengua e integran una locución gramatical­mente aceptable. Su configuración, aunque atípica, ha po­dido deberse a un tabú local, un fallo de memoria del informante o cualquier otra circunstancia desco­nocida.

Es preciso llegar hasta Libia para encontrar una situación parecida en el dominio continental, aunque bajo una influencia árabe muy concreta:

Les Ghadamsis ne prennent pas de précautions particulières à l’égard du chiffre cinq, mais ils s’abstiennent absolument de prononcer le chiffre 9, qu’ils remplacent par nesεadu b-Allah, que Dieu assure notre bonheur! On sait que cet interdit vient de la crainte superstitieuse inspirée per le verset 48 de la sourate Alnamal (la fourmi): Il y avait dans le pays neuf individus qui […] ne faisaient aucune bonne action [Lanfry 1970: 70].

Por toda lectura, cabe aceptar la que traduce: ‘que está debajo de diez’ (Bonnet 1943: 23), lo que anima a sospechar que existiera también la noción del cero, formando la primera decena con la serie de 0 a 9 (A. Lebeuf), aunque carecemos por el momento de pruebas documentales a este respecto.