Achorom, Nunhabec, Zahoñat Reste, Guañac Sahut Banot Xeraxe Sote

Achorom, Nunhabec, Zahoñat Reste, Guañac Sahut Banot Xeraxe Sote
De *Aqqoran, unn xa-ebbek, sahanna rest, wañak saghut bannod Ahgheragh sut, prop.
= lit. Dios, el que convoca a los notables: éste de aquí es el protector, soporte enhiesto de la comunidad que Dios hace empuñar (o combatir).

Acorán – nun – ha – abec – zahaña – reste – guañac – sahut – banod – Xerax – sote.

1. Tf. ant. desus. Soc. Fórmula de reconocimiento pronunciada por los notables durante la ceremonia de elección de un nuevo mencey.

§ «Y quando ſe elegia lo jurauan / Con eſta ceremonia, que tenia / Guardada cada Reyno con recato, / La calauera, para el proprio efecto / Del mas antiguo Rey de aquel eſtado, / Del qual linage y sangre decendieſſe / Aquel que por entonces ſe elegia, / Y juntos en el pueſto de conſulta, / Que en ſu lengua llamauan el Tagoro, / Sacauan la con ſuma reuerencia, Y luego el nueuo Rey que ſejuraua / La beſaua, y encima de ſu cabeça. / Poniendola dezia eſtas razones, Achorom, Nunhabec, Zahoñat Reſte, / Guañac Sahut Banot Xeraxe Sote, / Que quiere dezir, yo juro por el hueſo / Que tuuo Realcorona de imitarle, / Guardando todo el bien de la republica, // Luego todos los grandes prefiriendo / El mas anciano de por ſi tomauan / La propria Calauera, y la ponian / Con grã reſpecto ſobre el ombro dieſtro / Beſandola diziendo muy humildes, / Agoñec Acorom Inat Zahaña, / Guañoc Reſte Mencei, que ſignifica / Iuro por aquel dia celebrado / De tu coronacion de ſer cuſtodia / De nueſtro Reyno, y Rey tu decendiẽte / Y biſtiendo ſus pieles y Tamarcos, / Mas coſtoſos, con ſumas alegrias / Adornauan de flores el Tagoro, / y de laureles, palmas, y otras yeruas» [Viana 1604, I: 17r-17v].

N. B. Parece que Viana lía un poco las cosas en el relato de la investidura del nuevo mencey. En esta ocasión, le asigna un alegato que, a partir del análisis filológico, encuentra más sentido en boca de otros protagonistas. Sin dudar de la veracidad de la pieza, diríase que recoge otro momento del concilio nobiliario: la presentación del nuevo jefe a la divinidad (efec­tuada tal vez por los nobles o por una especie de maestro de ceremonias).