maguada

maguada
De *mawaḍ, adj. vb. amb. ‘adolescente’, p. ext. ‘virgen’.

W·Ḍ
Rel. Soc. harimaguada.
Poét. Aramaguadas guaria aspe.
Poét. Aspe Aramaguadas holdaya.

1. f. GC, Tf. ant. de­sus. Soc. Joven virgen. Var. harimagada, harimagade, harimaguada, haryma­guada, magada, magade, maguda. Err. gaximaguada, haximaguada, jarimagua, ma­gua, mari magua, ma­riguada, marimaguada.

§ V. Soc. harimaguada.

§ V. Frs. Aramaguadas guaria aspe.

§ V. Frs. Aspe Aramaguadas holdaya.

N. B. Parece lógico pensar que la voz isleña toma aquí la acepción ‘virgen’, condición que no requiere una edad determinada.

Conforme revela el análisis interdialectal, la etimología del vocablo isleño admite dos vías de interpretación que parecen independientes. La única diferencia estriba en la faringalización o no de la consonante dental, característica que la transmisión textual no permite ceñir de forma definitiva. La ausencia de una marca nítida de género, un fenómeno bastante frecuente en las hablas insulares, tampoco ayuda a concretar más la cuestión.

La opción elegida aquí obedece a factores contextuales. El lexema [W·Ḍ] expresa la idea de ‘alcanzar la pubertad, llegar de forma gradual a la vida adulta’, justo la situación y el período en el que las muchachas o «doncellas» eran «recogidas» en una institución social que, al cargo de una maestra o harimaguada, se ocupaba de su futura formación para esa nueva etapa de la vida en la que entraban. Como consecuencia del carácter inmaculado que tantas culturas reconocen a las vírgenes, participaban en ritos purificadores, benéficos o profilácticos mientras duraba su condición célibe, que sólo mantendrían las tutoras.